El pasado 14 de enero, Nuria Berenjeno y Jordi Varela finalizaron una travesía de norte a sur por el Atlas marroquí. La ruta se inició en Azilal, cerca de Marrakech, hasta el lago Bin el Ouidane. La siguiente jornada llegaría hasta la Cathedral, monumento natural, reserva Nacional en el poblado de Tillouguite, superando un puerto de 1.000 m. de desnivel. Lo que sería una jornada tranquila de recuperación en sus zigzagueantes curvas por el desfiladero hacia el valle de Anergui, se convirtió en una tremenda odisea.
La pista que discurría cercana al río era inexistente en algunos de sus tramos. El año pasado tuvo lugar una riada que acabó con ellos y, en consecuencia, con las posibilidades de llegar el mismo día a Anergui. Se hizo de noche y caminar por un sendero lleno de trampas al lado de un barranco no era la mejor opción, así que se tuvo que hacer vivac en el congosto. Al día siguiente se acabó, con alguna complicación más, el dichoso desfiladero de 35 km. Se continuaría hacia Imilchil por la pista asfaltada, pasando un puerto de 2.650 m., en lo que sería la etapa reina -no por su dificultad sino por su duración, unas 11 horas-. Se pernoctó en el albergue del lago Isni, a 5 km. de Imilchil. Ya sólo quedaba atravesar la meseta interior a más de 2.000 m. para descender hacia Tamtatouche en el fin de jornada. Por la mañana, en un ligero pero frío descenso, se llegaba la desfiladero de Todra y puerta de salida del Atlas.
Una vez más -es la tercera ruta por el Atlas- el disfrute de viajar por las entrañas de las más altas montañas del norte de África, hizo mella en mí. Sobretodo recuperando viejos momentos en mi memoria por aquellos lugares donde las huellas de mi amigo David resaltaban sobre todo lo demás.